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El fútbol según Hitchcock

Frenesí, Vértigo, Falso culpable, Psicosis son además de eficaces elementos narrativos y emociones, parte de la filmografía de uno de los grandes maestros del cine. Estos días se proyecta el documental inédito ‘Hitchcock/ Truffaut’, con el material que dio origen a uno de los proyectos editoriales cinematográficos más interesantes y monumentales.

Primero fue una entrevista de 50 horas, luego un libro ‘El cine según Hitchcok’ y ahora un documental. Todo a partir del gran interés que produce la obra del mago del suspense, el inglés Alfred Hitchock y la charla con un por entonces joven y prometedor crítico y director de cine francés, Francois Truffaut. Adviértase de que lo que viene a continuación no es ningún caso un extracto del libro, ni pretende ser tampoco una sinopsis del documental, sino más bien 5 reflexiones en torno a las conexiones que se establecen entre la figura del director de cine y la del entrenador de un club de fútbol de élite.

  1. Como al actor, la influencia hay que ganársela. Comenta Truffaut en su entrevista que Hitchcock tiene la necesidad de proteger(se) de los actores, de guardar una distancia para sacar el mayor partido a la escena.

Los entrenadores de fútbol de élite tienen distintas políticas de comunicación en su puesta en escena ante las cámaras, pero de lo que es seguro es de que tratan de proteger a sus jugadores de la presión de los medios. Entienden que esta gestión es un pilar en su relación con ellos y en el devenir de la temporada. Todos hacen concesiones en momentos puntuales, a sus estrellas y a sus actores de reparto, para ganarse su confianza. Tanto director como entrenador son conscientes de que sin influencia, no hay confianza. Y sin ella, difícil que te sigan…sea para rodar una película o para ganar un partido.

  1. El MacGuffin es algo más que un invento escocés. Como comenta el director inglés el MacGuffin es el nombre que se da al acto de robar papeles, documentos, secretos. Siempre he pensado que los papeles, los documentos, los secretos deben ser extremadamente importantes para los personajes de la película, pero nada relevantes para mí, el narrador.

La palabra evoca al objetivo que persiguen los actores en la trama, lo que justifica que tomen las decisiones que el espectador va a ver. El MacGuffin es en definitiva, un elemento del que se sirve el director para mostrar y convencer al espectador de que las acciones que el actor/ actriz está llevando a cabo, sirven para ese fin… robar nuestra consciencia y hacer creer que lo que se muestra tiene todo el sentido, por disparato que parezca.

No es extraño encontrar comparecencias públicas de entrenadores de fútbol en las que estos tratan de demostrar la lógica de sus argumentos, convencer a los periodistas (en ese momento su público) de la coherencia de sus decisiones. ¿Sirve de algo ese esfuerzo por hacer creer, por decir sin contar demasiado? ¿Realmente es importante desvelar los secretos de una alineación, de una jugada? ¿El formato de las ruedas de prensa permite reflexionar sobre algo más que no sea un titular y una anécdota? Un entrenador no tiene que decir, tiene que mostrar e impedir que le roben los secretos.

  1. El suspense no solo te sirve para las películas. En un momento determinado del documental se cuenta que el suspense para Hitchcock es la dramatización del material narrativo. Y pone este curioso ejemplo de lo que sería una película media:

‘Un personaje sale de su casa, sube a un taxi, se va hacia la estación para coger el tren.

Ahora bien, si antes de subir al taxi este hombre mira su reloj y dice: “Dios mío, es terrible, nunca llegaré al tren”, el trayecto se convierte en una pura escena de suspense, puesto que cada semáforo en rojo, cada cruce, cada agente de la circulación, cada señal de tráfico (…) van a intensificar el valor emocional de la escena’.

Si tu equipo mañana necesita sí o sí los próximos 3 puntos de un partido para no perder el tren de la Liga, haríamos bien en ser conscientes de la intensidad que cobrará en los medios ese valor, preparar el partido, hacer partícipe al público y aficionados del gran desafío que supone. En nuestra mano está gestionar el suspense y canalizar la emoción. Todos somos directores.

  1. Tú gestionas el know-how. Apunta el director inglés en relación a los directores que ‘Los mejores de ellos tienen una especialidad, algo que saben hacer muy bien. Algunos dirigen magníficamente a las estrellas y otros tienen olfato para descubrir a desconocidos. Algunos son guionistas particularmente ingeniosos, otros grandes improvisadores. Algunos son excelentes para organizar escenas de batallas, otros para dirigir una comedia intimista’. El cine es un arte especialmente difícil de dominar en razón de la multiplicidad de dones –a veces contradictorios que exige. ‘Si tantas personas muy inteligentes o muy artistas han fracasado en la dirección, es porque no poseían al mismo tiempo el espíritu analítico y el espíritu sintético que, mantenidos simultáneamente en alerta, permiten por sí solos frustrar las innumerables trampas creadas por la fragmentación de los cortes, del rodaje y del montaje de las películas’. En efecto, el peligro más grave que corre el director es perder el control en plena elaboración y esto sucede con más frecuencia de lo que uno cree.

Hay entrenadores que apenas han entrenado más de un equipo; los hay sobrevalorados aunque con capacidad de magnetizar a la cámara; los hay limitados porque no saben/ pueden salir del descenso ni dentro ni fuera de la rueda de prensa. Los hay en definitiva de una (éxito/ éxito; fracaso/ fracaso) y los hay de doble dirección (éxito/ fracaso). Estos últimos no solo dirigen grandes actores, sino que también los moldean y esculpen.

  1. Ensaya y prepara la escena con los actores en ella. De poco sirve construir el mejor escenario si los que actúan en ella luego sienten vértigo en ella. ‘Aunque lo único que deberían tener en la cabeza los actores es lo que aparecerá en la pantalla, el resultado de su actuación, lo cierto es que muchos cineastas y actores son conscientes del plató en su conjunto y de la atmósfera del rodaje’.

Como bien comentaba recientemente en el foro EFE el entrenador del Sevilla FC Unai Emery, hay que entender la fuerza y presión que ejerce el estadio y los aficionados en la escena, en los jugadores. Hay que contar con ello y estar preparado para controlar tus emociones en un escenario magnético como pueda ser mañana el Camp Nou ante el eterno rival. Por ello, parece interesante entrenar considerando todas las variables a las que nos vamos a enfrentar cuando el piloto esté en rojo, cuando el árbitro pite el comienzo. En realidad, tu actuación e influencia en la escena empiezan mucho antes y debes ser conscientes de ello.

Por cierto, hablando de fútbol y de cine no te pierdas la IV edición del Thinking Football Film Festival que arranca el lunes 4 de abril. Más de 15 documentales en programa, gentileza de la Fundación Athletic de Bilbao, en torno a este deporte llamado séptimo arte.